Cajeros Fujitsu: la thermomix de la banca

Fujitsu y el cajero del futuro.
Fujitsu y el cajero del futuro.

Ayer estuve en un evento organizado por Fujitsu.  Es uno de esos saraos a los que vamos los periodistas y que normalmente están organizados para que los clientes vean las novedades de las compañías tecnológicas.  Dentro de toda la gama de producto de esta compañía japo que pudieron ver los asistentes, a mi me llamó la atención el cajero que aparece en esta fotografía.

Lo sé, en realidad hablar de las bondades de un cajero automático no parece que sea muy atractivo y seguramente tú, que estás leyendo estas líneas, te estés planteando seguir haciéndolo. No te culpo, es como si me pusiera hablar de una batidora: no existe glamour en un electrodoméstico de estas características… Bueno, en todos no. Si hablase de la thermomix la cosa cambiaría. No existe producto en el mundo con mejores comerciales que este. O, ¿acaso no habéis ido a cenar a casa de un familiar o amigo que tiene uno de estos cacharros y os ha estado machacando con las ventajas de tener una en casa?

«Es que desde que la tengo no siento la necesidad de cocinar nada. En diez minutos tengo una cena lista y además de categoría», te suelen decir.

Ni se te ocurra poner pegas porque como lo hagas el semblante de sus rostros comienza a tornar.  Como tengas la idea peregrina de comentarles que, por ejemplo, no pueden hacer croquetas, enseguida te responden que la thermomix hace una masa estupenda.  «Toma claro,  pero lo coñazo de unas croquetas es pasarlas por el huevo, el pan rallado y después freírlas y eso, Mari, por mucho que te pongas no lo hace el aparato del demonio”. Sí amigos, los de la thermomix ha sido abducidos. Pertenecen a una especie de secta y, en su gran mayoría, están todos cortados por el mismo patrón y todos y cada uno de ellos ofrece los mismos argumentos para venderlos.

Así que observando el cajero que vi ayer en el IT Future de Fujitsu se me ha venido a la cabeza al comercial encargado de encasquetar a un banco semejante aparato. En cosa de billetes es como la thermomix de la cocina. Hace de todo, menos regalarte pasta, claro está. Pero más que un dispensador de efectivo parece una nave espacial sacada de cualquier película de ciencia ficción. El aparato de marras te puede dar dinero de múltiples formas: Está la clásica, la de toda la vida: introduciendo tu tarjeta. Claro que esto ya empieza a ser algo de la prehistoria.

Otra opción es con el teléfono móvil. Lo acercas, el cajero lo identifica y te pregunta cuantos taleguitos quieres sacar de tu cuenta. Esto, aunque moderno, empieza a ser moneda de curso común entre los bancos, así que los de Fujitsu han puesto especial interés en las medidas de seguridad. ¿Qué hace en este sentido? Lo del PIN es lo tradicional y es poco seguro. ¿Podía haber sido la identificación mediante huella dactilar? Pues hombre, eso está bien pero al final la huella cambia cada diez años más o menos (por eso hay que renovar el DNI en ese plazo de tiempo) y además siempre puede haber algún descerebrado que te la arranque de cuajo para mangarte la pasta.

A la izquierda de la imagen, el lector sanguíneo.
A la izquierda de la imagen, el lector sanguíneo.

Los tipos de Fujitsu se lo han currado y han sacado un buen producto. Joder, mira que podían haber puesto una tecnología de reconocimiento de retina, pero tampoco. Les ha molado más irse, cual vampiros, al rollo sangre. Por que sí, este cacharro incorpora como medida de seguridad un lector de sangre. Parece ser que la hemoglobina y la forma en la que circula por nuestro cuerpo es exclusiva de cada uno de nosotros, así que una vez que tu metes tu tarjeta o acercas tu smartphone y le solicitas que te suelte los euros, has de apoyar la mano en la zona que se ve a la izquierda de la la segunda imagen y si concuerda con los datos que el software posee sobre ti te los da. Si no, despídete.

Por supuesto, el cajero incorpora teclados de todo tipo y pantallas de televisión para venderte publicidad exclusiva del banco (seguro que si hubieran salido hace unos años hubieran vendido preferentes con caducidad en 9999) que más bien parece que te encuentres ante el panel de mandos de un avión que ante un simple dispensador de billetes. Así que con estos mimbres he pensado que el vendedor de Fujitsu que se acerque a una entidad bancaria se parecerá al comercial de la thermomix, pero en el sector bancario: El amigo llegará a un banco y dará un curso intensivo sobre el funcionamiento de la máquina. El del banco quedará obviamente encantado y cuando los clientes empiecen a utilizar el invento tecnológico y comprueben sus bondades harán que ese banquero se sea abducido por la secta del cajero y no habrá reunión o evento con colegas en las que no hable y venda las ventajas de terminal.

Ya puestos sería de agradecer que los de Fujitsu se dedicaran a venderlo fuera. ¿Por qué diablos existen tan pocos cajeros en el extranjero? Si es que hay muchas veces en las que es imposible sacar unos euros. Eso sí, cuando encuentras uno en otro país, resulta que tienes tres o cuatro bien pagaditos, pero los siguientes no se encuentran hasta un kilómetro más allá. En fin, cosas de la secta… en este caso bancaria.

La música de esta semana la ponen los Black Keys, un grupo garajero de toda la vida pero que sorprendentemente ha tenido un éxito brutal llegando a públicos que en su vida habrían escuchado canciones de este tipo.

¿Realmente necesitas este móvil?

El nuevo Galaxy S4.
El nuevo Galaxy S4.

El pasado jueves Samsung presentó en Nueva York el que será su nuevo dispositivo estrella para los próximos meses. La ciudad elegida no es baladí. Los coreanos se lanzan a intentar conquistar el mercado americano, uno de los pocos en los que no lideran el mercado de los smartphones. Así que la estrategia está clara: nos gastamos una pasta en merchandising y marketing, invitamos a periodistas y bloggers a pasar tres días en la Gran Manzana y bloqueamos Times Square, en pleno Manhattan, para que todo el mundo hable del Galaxy S4. Todo muy americano… salvo por el presidente que como buen coreano no logra enganchar al auditorio con los mensajes. El móvil en sí, ya lo habréis leído en varios lugares, es una copia del S3 al que le han añadido alguna aplicación de software interesante y le han mejorado la cámara.

La nueva era del smartphone está haciendo que las empresas y los usuarios se vuelvan locos. ¿Realmente necesitas el nuevo móvil de Samsung? ¿Realmente necesitan los coreanos sacar un nuevo terminal cuando tienen no uno, sino varios teléfonos que todavía tienen recorrido? A lo mejor si se hubieran esperado hasta septiembre le podían haber mejorado el diseño (y no utilizar el plástico como elemento fundamental de construcción), le podrían haber metido más y mejores aplicaciones y podrían habérselo currado un poco más. Samsung tiene muy buenos modelos, que para nada se han quedado obsoletos y por tanto no tenían necesidad de colocar en el mercado el nuevo terminal. Bastaba con esperar un poco para sacar un teléfono mejor. En realidad han pecado de lo mismo que le ocurrió a Apple en su momento cuando sacó el iPhone 4S.

Las prisas no son buenas consejeras, que dice el refrán. Y en este caso creo que el Galaxy S4, siendo un buen teléfono, ha sido sacado con precipitación. Pseudoperiodistas y bloggers han ido, durante meses, caldeando el ambiente con falsas informaciones y rumores de todo tipo acerca de las prestaciones del nuevo terminal. Es muy propio de las compañías tecnológicas actuales fiarse de lo que señalan las redes sociales y creer a pies juntillas en lo que se expresa en ellas. Craso error, machote. El Twitter engaña más que la falsa moneda y el Facebook también.

Pero los usuarios también son culpables de esta paranoia móvil. Luego nos quejamos de cosas como las de la obsolescencia programada:

–          ¡Joder, se me ha estropeado la lavadora y me dice el técnico que para lo que me va a costar cambiar el motor, mejor me compro una nueva!, – exclama indignado el incrédulo usuario.

–          Y, ¿cuánto tiempo tiene?, -pregunta el amigo

–          ¡Si sólo tiene 7 años! Es que ahora fabrican los electrodomésticos para que se estropeen cada cierto tiempo. Y, fíjate, ¡mi madre sigue con su lavadora de hace 20 años!

Efectivamente, chaval. La obsolescencia programada existe y te irrita. A mí también. Pero resulta que tú eres el auténtico obsolescente programado porque mientras te indignas por tener que comprarte un electrodoméstico que ni siquiera ha alcanzado la década de vida, estás negociando con tu operadora para que te dé el último smartphone del mercado cuando el tuyo no tiene ni un año de vida. Concretamente, tienes un pedazo Samsung Galaxy S3 que te compraste hace 9 meses. Así que, ¿para qué quieres un nuevo modelo? A lo mejor es que te gusta estar esclavizado con tu operadora a la que le pagas y le proclamas más fidelidad que a tu pareja a cambio de un terminal que NO NECESITAS.

Es verdad que una lavadora no es algo sugerente, por mucho diodo led que le quieran poner. Al final su máximo atractivo radica en ver cómo da vueltas y más vueltas la ropa y esto no da para mucha conversación. No es lo mismo estar en un bar hablando sobre la última app que te has descargado que entablar una conversación acerca de las 800 revoluciones por minuto del centrifugado.

De un lavavajillas ya ni hablamos. Si por lo menos la puerta fuera transparente a lo mejor podríamos charlar sobre los beneficios de poner más o menos dosis de abrillantador o de los efectos de la sal en el giro de las aspas mientras éstas esparcen agua.

Con los móviles es diferente. Existe una paranoia colectiva por el último modelo. Algo que no ocurre en ningún otro apartado del mundo TIC. No, ni con las tabletas, ni con los ordenadores, ni con el software CRM, ni siquiera con el mundo cloud existe semejante ansia.

A lo mejor es una cuestión de tamaño. Porque toda esta paranoia viene desde que los móviles dejaron de ser móviles para convertirse en smartphones. Si antaño lo que se valoraba era un artilugio pequeño y manejable, ahora lo que se lleva es tener el aparatdo más grande: El otro día, tomando unas cervezas en un bar con un amigo, observo que no para de moverse en el taburete. Empiezo a estar preocupado y cuando le miro la entrepierna noto un bulto nada sospechoso. Es imposible que a mi colega, después de muchos años, le provoque erecciones. Así que empiezo a pensar que, dados sus movimientos, a lo mejor se ha sometido a una operación de alargamiento del miembro. Pero no. De repente se saca del bolsillo un móvil (de esos que ahora se llaman phablet, ni tablet, ni teléfono) de más de 5 pulgadas que era el responsable de sus vaivenes y del repentino crecimiento del miembro.

–          Pero, ¿cómo vas con eso ahí?, -le pregunto

–          ¡Ah! Casi se me olvida enseñarte mi nuevo móvil, -me contesta

–          ¿Tu nuevo móvil? Pero si no puedes ni sentarte en condiciones con tu nuevo móvil.

–          ¡Qué exagerado! Si no pesa nada. Tiene unas aplicaciones estupendas, es supermanejable y es la última moda

“Pues sí, la última moda va a acabar con tu libido”, pienso yo. Y es que, en el mundo smartphone, cuanto más grande mejor. Esto es algo que hasta ahora sólo ocurría en el planeta de la gafa de sol, donde el modelo más moderno es el que tape ojos, cejas, frente y nariz: ¡perfecto para que no te vean el jeto que tienes después de una noche de fiesta loca, pero no tanto para tener una conversación decente sin saber si a quien hablas es a una persona o a un marciano salido de una lavadora!

El que sí necesita mucho equipamiento es el compositor de hoy: Xavier Rudd. A pesar del nombre, es un músico australiano que, como se ve en el vídeo es capaz de tocar un innumerable conjunto de instrumentos a la vez… un auténtico hombre orquesta al que es difícil encuadrar en un género musical concreto ya que tiene temas que van desde el Reagge, el folk, rock o incluso el blues.

Aparte de emprendedor, pones la cama

Fuente de la imagen: www.cartagena.es
Fuente de la imagen: http://www.cartagena.es

La semana pasada, hablando con una señora de esas que se te pegan cuando estás en la cola del puesto del mercado y que, lo que en realidad desea es colarse y entablar trifulca con otra “Mari” que también pretende saltarse su turno para pedir el “3cuarto y mitá de chope” , me llamó la atención su comentario: “Hijo, el problema del paro se soluciona con emprendedores. Estoy harta de oírlo en la tele. Lo que pasa es que la gente no quiere trabajar”. A sabiendas de que si yo le daba carrete me iba a empezar a soltar un peplo carente de interés y viendo que sus intenciones eran las de ser atendida antes que nadie, sólo asentí con la cabeza e hice como si no le prestase atención.

No obstante me hizo pensar. La mujer no tenía pinta de conectarse a Internet ni de saber nada de nuevas tecnologías. Sin embargo, por la conversación que a continuación tuvo con otra señora, que también esperaba en la cola, me encontraba, sin duda,ante una ávida televidente. Por tanto, el comentario que a mí me hizo sólo indica una cosa: la mentira del emprendedor también ha calado en la sociedad.

No sólo eso, sino que además todo lo relacionado con el emprendedor en esta época, ha de estar ligado casi de forma obligada a las nuevas tecnologías. No hay nada más incierto. Sin ir más lejos, el charcutero del mercado fue, hace tiempo, un emprendedor y ahí le ven repartiendo “chope y mortadela de aceitunas” a las impertinentes señoras que se quieren saltar el turno en la cola. Así que, emprender lo puede hacer cualquiera y no necesariamente en el mundo de las nuevas tecnologías.

Pero nos han vendido la moto y resulta extraño que a muy pocos de los 6.000.000 de parados se les haya pasado por la cabeza montarse su negocio. ¡Como si fuera sencillo! Tengo colegas emprendedores y yo mismo junto con otros amigos montamos BYTE TI hace ya 13 años… y el camino no ha sido sencillo. Esto es algo que no explican pero al político de turno se le llena la boca con eso de “favorecer al emprendedor”. En realidad cuando oigan a alguien del Gobierno decir que lo que necesita España son más emprendedores quieren decir otra cosa:

–          ¿Usted a qué se dedica?

–          No, yo estoy en paro y ando buscando trabajo pero no lo encuentro. Es que el panorama está fatal.

–          No hombre, no está tan mal. Lo que tiene que hacer usted es convertirse en emprendedor. Y esto lo tiene que hacer porque nosotros somos incapaces de conseguir que usted encuentre trabajo. Así que como el Gobierno no va a hacer nada porque usted lo descubra, es mejor que se lo fabrique.

Efectivamente, si pensamos que el político va a solucionar el problema del paro vamos dados, así que por ese lado, es verdad que es mejor ser emprendedor. Y aquí la cosa cambia: el Gobierno ha puesto en marcha grandes iniciativas. Te ayuda que montar una empresa sin tener que esperar meses de burocracia. Te vas a una oficina de la seguridad social, inscribes el nombre de tu empresa, firmas unos papeles y santas pascuas: ya eres todo un emprendedor. Es una bicoca: has pasado de engrosar la lista del paro a ser un empresario en toda regla de un día para otro. Y además el sistema te ayuda: te da una pasta gansa en forma de créditos a interés prácticamente cero, para que puedas empezar a generar negocio y empleo desde el minuto uno. Eso, aparte de poder cobrar tu prestación del paro, de forma íntegra y al instante para poder defenderte en esos primeros años en los que el trabajo y los gastos se te van a acumular. Además, cuando transcurran los primeros tres meses lo vas a flipar: ¿Qué alguien no te ha pagado por tus servicios? No te preocupes, Hacienda es súper-enrollada y no le tendrás que pagar el IVA hasta que tu cliente te haya pagado. Sí, Rajoy ha sido un tipo que ha mirado por el emprendedor y lo primero que hizo nada más llegar al Gobierno es sacar una Ley específica para potenciar el autoempleo… ¡Ah, coño! ¡Qué no, que todavía no ha hecho nada! Claro, en campaña electoral queda muy bien esto, pero por ejemplo, ¿cómo va a renunciar a cobrar unos ingresos como los del IVA, aunque el contribuyente no lo haya recibido? Y eso sin contar con que el emprendedor no trabaje para alguna Administración Pública, porque en ese caso además, tendrá que poner la cama, porque la Administración NO PAGA. Para ella no hay prisa, pero para que tú pagues tus impuestos a tiempo tienes que ir más rápido que un A380.

Luego, lo juntamos con el rollo de la generación mejor preparada. Esto es otra falacia más… Están mejor preparados aquellos que lo están, pero el resto sigue siendo rata de oficina de desempleo. ¿Cuántos chavales dejaron los estudios porque ganaban mucho más poniendo ladrillos? Esto ya es harina de otro costal pues aquí entraría nuestro sistema educativo (malo) y los sueldos (ínfimos) que pagan a alguien que se lo ha currado durante su etapa educativa.

En fin que ahora lo que tira es el emprendedor tecnológico. Y a ¿qué se dedica? Sobre todo les mola el rollo de las apps para dispositivos móviles. Pues mira chaval, como te dediques a esto, aparte de los impedimentos que vas a tener y que he mencionado te vas a encontrar con lo cutre que es la sociedad en la que vives. Si lo que pretendes es hacer una aplicación por la que la gente pague, vas apañado. Porque esto es un país de chorizos, y lo de los políticos es a gran escala, pero cada uno en su parcela choricea del mismo modo. Entérate: vives en un país en el que la gente se gasta 600 euracos en un iPhone o en un Galaxy S3 pero no pidas que se gasten 90 céntimos en una aplicación. Todo tiene que ser gratis y por la cara. Es más, como no quieren pagar por la aplicación muchos de ellos hackean el smartphone para no tener que pagar los 90 céntimos: eso en castellano tiene un nombre y se llama ROBAR. Así que olvídate, todos en este país llevan un pequeño Bárcenas en su interior.

No nos tiene que extrañar entonces que los emprendedores y los que realmente están preparados emigren del país. A fin de cuentas, fuera les van a valorar por su trabajo, van a apostar por su talento y por su idea, van a montar una empresa en un telediario y la sociedad les va a pagar por los productos, soluciones y servicios que desarrollen.

La nota musical la pone hoy un grupo español. Como este post ha empezado con una señora que ve mucho la televisión y yo siempre preferí la radio, me he decantado por este “On the Radio” de The Right Ons. Muy propios para tiempos como los actuales en los que triunfan grupos como The Black Keys  con su mezcla de Garage-Rock o Blues-Rock. The Rigth Ons suenan muy bien, hacen un rock de toda la vida, de esos que te retrotraen a tiempos pasados y que son muy conocidos en el panorama “indie” nacional e internacional. A disfrutarlos, emprendedores.